Germán Tenderini y Vacca nace en 1828 en Carrara, región de Toscana. Poblado reconocido por sus industrias de trabajo en mármol, en un contexto donde la península itálica aún se encontraba dividida en diversos Estados. Dentro de la familia Tenderini, dedicada al comercio del mármol durante generaciones, destacaban las habilidades de Germán como escultor, pero también como un fervoroso idealista ilustrado, que soñaba con la unidad de su nación y con la formación una República.

Una epidemia de cólera azotó la zona, Tenderini no dudó en ayudar a los más afectados por esta enfermedad. Fueron tan grandes sus acciones que el gobierno de Roma lo quiso premiar confiriéndole el título de Barón. Sus ideas contrarias a la monarquía e Iglesia lo hicieron rechazar el nombramiento. Esto, junto con sus ideas rupturistas, le trajeron problemas con las autoridades. Con su madre y hermano debieron abandonar su tierra natal a bordo de un barco.

Recala en Valparaíso el año 1856, y su espíritu inquieto lo llevó a integrar la Sexta Compañía de Bomberos “Cristoforo Colombo”, fundada por residentes italianos en el puerto. No solo eso, empezó a enseñar su oficio como maestro artesano del mármol a obreros, además participó y creo sociedades donde les enseñaba a defender sus derechos laborales y civiles.

Luego se traslada a Santiago, e ingresa a la compañía de “Salvadores y Guardias de propiedad”. Allí su liderazgo se hace notar, ocupando el cargo de Teniente 3º, siendo reconocido por sus pares por su calidad humana y arrojo como bombero. Es 1870 y en la península, la unificación italiana es casi inminente. El sueño de la república es cada vez más palpable, ha sido difícil, pero se avanza.

El 8 de diciembre de ese mismo año terminaba una función en el teatro municipal. Al caer el telón, este pasó a llevar una cañería de gas que alimentaba las luminarias internas, un farol aún encendido desató la tragedia. Las campanas de incendio alertaron a la ciudad. Los voluntarios corrían a sus cuarteles a buscar las bombas a vapor y los carros de hachas, ganchos y escalas.

A la puerta del teatro llegan los Voluntarios Germán Tenderini y Samuel Villarroel (quién luego se haría conocido en la Gerra del Pacífico como “El General Dinamita»), ambos eran voluntarios de la misma compañía, la Sexta. Entran al teatro sin dudar, se les une el mayordomo del teatro. La misión era cortar la cañería de gas y dar la llave de agua que estaba tras el escenario, así evitarían un desastre mayor.

El aire era irrespirable, cada bombero sabía su misión. Antes de partir en medio del fuego y del humo Villarroel le grita a Tenderini: -¡Viva La Italia! -, sabiendo el duro proceso de unificación transcurrido y sus resultados, Tenderini le responde: ¡Viva la República!, fueron sus últimas palabras. Cayó en medio del humo sin poder alcanzar su objetivo. Villarroel tampoco pudo, caía desmayado junto con el mayordomo, quién también falleció.

La Novena Compañía “Bomba Yungay”, rememora al primer mártir del Cuerpo de Bomberos de Santiago a 150 años de su caída, en estas breves líneas homenajeamos a aquel maestro escultor marmolista que difundió ideales libertarios en su tierra y que educó a muchos artesanos en la nuestra, donde finalmente entregó su vida sirviendo como bombero voluntario.

Germán Tenderini, ¡Firme!, muerto en acto del servicio.

 

 

Texto: Voluntario Activo Daniel Raposo y equipo de Redes Sociales
Ilustración: Antonio Márquez Allison