El 20 de enero de 1839 el Ejército chileno, al mando del General Manuel Bulnes, derrotó por completo a las fuerzas de la confederación peruano- boliviana en el pueblo de Yungay. Por iniciativa del Presidente de la República, Joaquín Prieto, se erigió una nueva población en el centro poniente de Santiago ese mismo año, en conmemoración de esa célebre batalla. Junto con las calles y casas se construyó un ágora en el centro del barrio, conocida como Plaza Portales. En 1888 se inauguró en el centro del ágora una figura esculpida por Virginio Arias, a la que se llamó “El defensor de la Patria”, pero años más tarde fue bautizada como El roto chileno, en honor a los soldados chilenos en la guerra de 1839. Esta figura, es hasta hoy en día el ícono del Barrio Yungay, glorioso por su nombre y por sus sólidas y elegantes edificaciones, hoy en día muchas fachadas y su plaza central, rebautizada como Plaza Yungay, siguen en pie, desde un comienzo esta plaza fue un centro de reunión vecinal, donde las señoras y caballeros salían a pasear durante las tardes o para discutir sobre la actividad política. A partir de esto, comenzó a expandirse el sector, creando nuevas casonas. Una de las grandes preocupaciones de algunos vecinos era la seguridad del barrio, tanto en lo policial, pues ésta se estaba reformando tras la guerra civil, como en los incendios, ya que se producían muchos amagos y otros tantos más grandes ya considerados incendios. El teléfono un elemento tecnológico solo reservado para grandes y adineradas familias no era el común residente en las casas de la gente del barrio Yungay, así pedir auxilio a los bomberos era difícil, la “Pompe France” y la “Bomba Arturo Prat”, 4º y 5º Compañías, demoraban en llegar, si bien como románticos bomberos con cascos de metal (los franceses) y cuero americano (los chilenos) con gruesas bombas a vapor vestidas en bronce, daban lo mejor de si en combates desiguales, a veces ya era muy tarde para salvar propiedades, solo se llegaba para evitar propagación antes de que los siniestros tomaran dimensiones abominables. Esta tertulia ocupo muchas tardes en la plaza o en las residencias de estos señores, hasta que en 1892, se decidió dar término a esta angustia. Santiago Aldunate Bascuñan había sido Voluntario de la Quinta Compañía en 1882, tenia los conocimientos técnicos y los contactos en el seno del Cuerpo de Bomberos de Santiago debido a su calidad de diputado y ex voluntario, Aniceto Izaga seducido por la idea comprometió recursos y un feroz tesón para mantener viva esta empresa, la idea creció en aceptación entre los demás vecinos participantes, quienes aportaron al igual que nuestros dos primeros pilares conocimientos y recursos. La idea de crear una nueva compañía había nacido, el ideal romántico del hombre de coloridas guerreras de paño combatiendo a mano limpia al voraz enemigo había entrado al alma de 25 hombres, todos sabedores del rudo trajín de esta empresa, pero si empezaban con miedo y aprensiones nada se conseguiría, o se parte con valor o mejor no se sale del cuartel. Por esa acción de hombría los nombres de estas personas deben ser recordadas, siempre, y por eso es que cada 4 de junio, fecha de nuestro aniversario, se le pasa lista a los voluntarios fundadores. Interminables reuniones de casa en casa llevaron a definir que nuestro lema sería “Deber y Abnegación”, Fue propuesto por la comisión organizadora integrada por Aniceto Izaga Costa, Santiago Aldunate, Luis Fernandez Julio y Casimiro Domeyko, aprobado en sesión preparatoria del 23 de Mayo de 1892, por otro lado que nuestro nombre sería el de “Bomba Yungay”, que nuestro color sería el azul debido al batallón que dirigió Santiago Aldunate en la Guerra Civil, Por acuerdo de Compañía de 19 marzo de 1897 se cambia a Granate. Había escasez de paño azul pues era utilizado por el ejército, quien tras la guerra con naciones vecinas, una interna y la pacificación de la Araucanía había agotado el stock. Además el color se asociaba a eventos bélicos socialmente disociadores, a través de la Quinta se acepta la donación de paño Granate proveniente de su compañía de canje, la tercera de Valparaíso, que además nuestro reglamento sería el de la Quinta Compañía debido a la disciplina imperante en sus letras y por lo revolucionario en cuanto a los reglamentos de las compañías fundadoras.
En carta dirigida el 1º de Mayo de 1892 al Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Santiago solicitaban la autorización para fundar una nueva Compañía en el barrio Yungay, con todos los avances antes descritos. Tomado conocimiento de esta solicitud el Directorio del Cuerpo de Bomberos de Santiago acordó con gran beneplácito aprobar la creación de esta nueva Compañía, la que bajo el Número 9 fue fundada oficialmente el 4 de Junio de 1892. Otra compañía que fue contemporánea a nuestro nacimiento fue la “Bomba España”, quien también en 1892 empezó a escribir una orgullosa historia.
Nuestros primeros pasos fueron difíciles ya que no teníamos cuartel, pero la mano dadivosa de Aniceto Izaga dio una casa de su propiedad para que se adecuara como cuartel, esto fue en Libertad con Santo Domingo, luego en 1897 debido a las falencias del local, Aniceto Izaga nuevamente hace uso de su desinterés en el dinero a favor del bien publico y regala un solar en hoy Compañía de Jesús con Maturana, nuestra inamovible morada.
Con respecto a nuestras bombas el inicio también fue difícil, al principio debíamos ir a incendios con la quinta y armar nuestro material en la salida izquierda del o los gemelos que armara la Quinta, luego nos llego una vieja y regular bomba a palanca “Bomba Mapocho”, perteneciente a la Primera Compañía, era tan delicado su estado que solo podía salir a pocas cuadras del cuartel a pequeños amagos.
Todo cambia el 1º de enero de 1893, tras gestiones nos llega la bomba a vapor de la Quinta, “Bomba Arturo Prat”, de marca Merryweather and Sons, de origen inglés, en esplendido ejercicio es puesta en servicio. Antes de un año la Novena ya tenia bomba y cuartel, uniformes y estandartes, pero lo más importante tenia fundadores empeñosos que no se rindieron ante nada y es ese el espíritu que aun hoy podemos palpar cada vez que tripulamos nuestra bomba o cada vez que desfilamos por la calles de la ciudad mostrando a la gente que la Novena esta presente, que ya son más de 121 años de trabajo duro, y que serán muchos más, pues nuestra alma grupal es fuerte y luminosa, paradójicamente como nuestro enemigo declarado, el fuego.
BIBLIOGRAFIA
“Biografías Parlamentarias de Chile 1811-1973”, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
“Historia y Minería en Chile”, Vallejos, Julio Pinto.
“Libro de Guardia de Oficiales”, Novena Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago, 1892-1897 / 1897-1901.
“Firme la Quinta”, Gutiérrez Valdivieso, Agustín
www.undecima.cl, canje con la 9º Cía.