Novena de Santiago – Undécima de Valparaíso.
Dos casas: Compañía y Maturana. Santiago.
Melgarejo y Blanco. Valparaíso.
Un solo corazón granate.
Nuestro Canje nace por el acontecimiento que significó la muerte de nuestro Voluntario Fundador y primer Capitán de la Novena Compañía de Bomberos de Santiago, Bomba Yungay, don Santiago Aldunate Bascuñán, el día 17 de abril de 1918 en la ciudad de Washington D. C. mientras cumplía funciones diplomáticas como Embajador de Chile ante el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica. Los restos de Santiago Aldunate Bascuñán llegan al puerto de Valparaíso el jueves 27 de junio de 1918. Es en la mañana de ese día jueves cuando por primera vez se encuentran Nonos y Undécimos. Ninguno de los participantes de ese encuentro debe haber pensado los alcances que tendría el participar del desembarco, traslado a Santiago y posterior funeral en el Cementerio General de los restos de nuestro Primer Capitán en la vida de ambas Compañías.
Cuando la noticia de la muerte de don Santiago Aldunate Bascuñán es conocida en Santiago, la Novena es citada a una Sesión Extraordinaria de Compañía el día 20 de abril de 1918.
Esta Sesión de Compañía la preside el Capitán don Felipe Laso por estar renunciado el Director don Luis Tagle Velasco. La Compañía adopta tres acuerdos:
- Izar la bandera a media asta en espera que los restos de don Santiago Aldunate Bascuñán lleguen a Santiago.
- Enviar un telegrama de condolencias a la familia.
- Colocar su retrato en la Sala de Sesiones.
La repatriación de los restos de don Santiago Aldunate Bascuñán se efectúa en cumplimiento de las solemnes normas de ceremonial y protocolo que regían en los EEUU y en Chile para la sepultación de un Embajador. Es así como el 28 de mayo de 1918 se embarcan los restos en el acorazado USS Vermont Battleship, un buque de la escuadra norteamericana, llegando a Valparaíso el 27 de junio de 1918.
Pero, ¿Quién era este personaje cuyos restos son trasladados desde Washington a Valparaíso en una nave de guerra de Estados Unidos y su llegada a Chile motiva una gran actividad pública, primero en el puerto de Valparaíso y luego una imponente ceremonia fúnebre en la catedral de Santiago, seguida de un grandioso funeral?
Santiago Aldunate Bascuñán nace en Santiago en día 7 de diciembre de 1857 y fallece el 17 de abril de 1918, a los sesenta y un años de edad. Es educado en el Instituto Nacional y su carrera universitaria de abogado la efectúa en la Universidad de Chile. Contrae matrimonio con María Luisa Morel Pérez-Cotapos, con quién tiene cuatro hijos: Blanca, Santiago, Guillermo y Mario, este último nace en Roma durante la misión diplomática de su padre. El quehacer de la vida de Santiago Aldunate Bascuñán es la de un hombre público en el más estricto sentido de la expresión. Fue bombero, parlamentario, ministro de estado, diplomático, militar, profesor y literato.
En una muy apretada síntesis biográfica diremos que en su vida pública fue miembro del Partido Liberal, donde en varias oportunidades ocupó la Vicepresidencia de su partido, fue Diputado Suplente por Constitución entre 1885 y 1889. Durante la Guerra Civil de 1891 la Junta Revolucionaria lo nombra Comandante del 9° de Línea, y en esa condición participa en las batallas de Concón el día 21 de agosto de 1891 y de Placilla el día 28 de agosto de 1891 donde resulta herido y luego renuncia al Comando del 9° de Línea, junto con renunciar, rechaza el recibir remuneración por el tiempo servido en el ejército. Diputado por Santiago entre 1894 y 1897, luego entre 1900 y 1901 y también 1903 y 1905. La Junta de Gobierno presidida por Jorge Montt lo designa Ministro de Guerra y Marina el 26 de abril de 1894. Doce años después el Presidente Pedro Montt lo designa su Ministro de Relaciones Exteriores, Culto y Colonización el 18 de septiembre de 1906, el día que él asume la primera magistratura del país. A partir de 1907 es Ministro Plenipotenciario en representación del gobierno de Chile en España e Italia, para luego asumir como Embajador en Estados Unidos que es donde termina su vida. Además de su quehacer público, político y diplomático, participó en la vida cultural y social de Santiago de manera muy destacada.
Profesionalmente ejerce como abogado, es Profesor de Derecho Romano en la Sección Universitaria del Instituto Nacional, ejerció como Profesor de Historia en la Academia Militar, es académico de la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, es Secretario de la Sociedad de Instrucción Primaria, también es miembro del directorio de la Liga de Estudiantes Pobres, es Presidente del Ateneo de Santiago (institución cultural privada que hoy es la más antigua de Chile, con más de 128 años de existencia)) y ejerció como Director y Profesor de la Escuela Nocturna de Artesanos Benjamín Franklin. (Esta escuela nocturna era en esos años una acción social de la Respetable Logia Franklin N° 27 de Santiago, logia que continúa en actividad al día de hoy). Formó parte de la Gran Logia de Chile, fue iniciado masón en la Respetable Logia la Verdad N° 10, de Santiago, donde hasta hoy es recordado como un destacado miembro de la institución.
Don Santiago Aldunate Bascuñán es una figura relevante en la fundación de nuestra Compañía. En la historia de la Novena se le recuerda como uno de los vecinos que promovieron la idea de fundar una nueva unidad bomberil en el barrio de la Plaza Yungay; dada su condición de ex voluntario de la Quinta Compañía de Bomberos de Santiago integra la Comisión que propone y tramita la creación de la Novena, junto a don Aniceto Izaga Costa, don Luis Fernández Julio y don Casimiro Domeyko; este último será nuestro segundo Capitán, reemplazando en el cargo a don Santiago Aldunate Bascuñán. Sin duda su condición de ex quintino (había sido voluntario de la Quinta en 1882) hace que nuestra Compañía adopte y adapte como su primer Reglamento de Compañía el que en ese momento regía a la Quinta, Bomba Arturo Prat.
Luego de casi un siglo de su muerte, (estas líneas las escribimos entre marzo y mayo de 2017) la presencia de don Santiago Aldunate Bascuñán es permanente en nuestro Cuartel, que con un gran cariño llamamos la Casa de Don Aniceto, nuestro Director Fundador. La Sala de Sesiones de la Novena está presidida por una preciosa testera, un largo escritorio desde donde se dirigen nuestras reuniones. Esa testera está confeccionada con la madera del embalaje del féretro que trasladó los restos mortales de nuestro Primer Capitán, don Santiago Aldunate Bascuñán, desde la ciudad de Washington en los Estados Unidos de Norte América hasta su tumba, en el Cementerio General de Santiago de Chile.
Regresemos a Valparaíso, al jueves 27 de junio de 1918. Ese día se desembarcan los restos de don Santiago Aldunate Bascuñán, en una ceremonia que el diario El Mercurio de Valparaíso narra su preparación con lujo de detalles:
“Los restos del señor Aldunate serán desembarcados en el Muelle Fiscal, a las 10 de la mañana, para ser trasladados a Santiago en un tren especial que saldrá a las 2 de la tarde. A esta ceremonia concurrirán expresamente enviadas por el gobierno estadounidense, las fuerzas del acorazado Vermont que trajo los restos, las delegaciones oficiales que en él vinieron y la Misión Naval que comanda el contralmirante Caperton, y el señor Ministro de Marina en representación de nuestro gobierno.”
(Todo esto ocurría siendo el Presidente de la República don Juan Luis Sanfuentes Andonaegui, y el Ministro de Guerra y Marina, cuyo nombre se omite en El Mercurio de Valparaíso, era don Jorge Valdivieso Blanco).
“El comandante del Crucero Ministro Zenteno, capitán de fragata señor Carlos Jouanne, queda encargado de organizar el cortejo fúnebre en la bahía con lanchas a vapor y botes de los buques de guerra surtos en el puerto, a fin de escoltar los restos desde dicho buque hasta el muelle fiscal.”
“La lancha N° 5 se encontrará desde las 9 A.M. en el muelle Prat, a cargo de un oficial del Zenteno, con el objeto de conducir al Vermont a los deudos del extinto.”
“Al desembarcar los restos del Vermont, el Zenteno hará una salva reglamentaria de 19 cañonazos, de minuto en minuto, en conformidad al ceremonial.”
“El comandante del Depósito dispondrá se encuentre a la hora conveniente la banda de músicos a la orden del Director de la Escuela Naval, para acompañar a dicha Escuela en los funerales. Enviará también a cargo de un oficial, un pelotón de 14 hombres en tenida de luto, los cuales unidos a 10 que mandará el Zenteno, quedaran encargados de conducir el carro mortuorio hasta el muelle fiscal y arrastrarlo hasta la Estación Puerto.”
“Rendirán los honores en tierra las siguientes fuerzas: Escuela Naval, Escuela de Maquinistas, Regimiento Maipo, 1 compañía de Artillería de Costa y el Regimiento Coraceros. Mandará estas fuerzas el contraalmirante Salustiano Valdés, sirviéndole de ayudantes los que él designe. La tenida será de parada (uniforme N° 5), levita con charreteras y cintas. Espadas con tiros sencillos.”
Mientras El Mercurio de Valparaíso daba cuenta, en detallada información, de la ceremonia que ocurriría en el puerto, ese día 27 de junio de 1918 a partir de la 10.00 horas, el Libro del Oficial de Guardia de la Novena en Santiago detalla:
“Jueves 27 de junio de 1918.”
“7.00 horas. Sale cuartelero para llevar el estandarte a la Estación Mapocho”
“7.45 horas. Sale comisión a Valparaíso, con estandarte, integrada por el Director Sr. Felipe Laso, Teniente 1° Sr. Carlos Yentzen, Teniente 2° Sr. Guillermo Bruna, Tesorero Sr. Eduardo Valdivieso, Maquinista 1° Sr. Julio Barros, Secretario Interino Sr. Mariano Sánchez, y los Voluntarios señores Patricio Blest Gana, Aníbal Fuenzalida, Pedro Baquedano, Héctor Bruna, Oscar Fuenzalida, Luis Seckel y José Undurraga”.
“6 ¼ P.M. Citación a la Estación Mapocho para recibir los restos”.
“7.00 P.M. llego el tren en que venían los restos de nuestro voluntario fundador y 1er. Capitán de la Compañía, don Santiago Aldunate B., los que fueron trasladados a la Catedral donde quedarán depositados para hacer las honras fúnebres al día siguiente. Asistencia a la formación: Director Felipe Laso, Capitán Alberto Layseca, Teniente 1° Carlos Yentzen, Teniente 2° Guillermo Bruna, Tesorero Eduardo Valdivieso, Secretario Interino Mariano Sánchez, Maquinista 1° Julio Barros. Voluntarios Patricio Blest Gana, Alfredo Rojas, Eduardo García Reyes, Ernesto Mouat, Luis Cea, Julio Toro, Pedro Baquedano, Víctor Barros, Héctor Bruna, Aníbal Fuenzalida, Luis Soto S., Oscar Fuenzalida, Luis Seckel, José Undurraga, Carlos Litré y el Ayudante que suscribe Alfredo Villalón Díaz”.
Es ese día, jueves 27 de junio de 1918, cuando se produce el primer encuentro entre la Novena de Santiago y la Undécima de Valparaíso. La historia de nuestras compañías recuerda a los voluntarios quienes participaron que, sin ser conscientes de lo que significaría ese encuentro en el futuro, manifestaron los sentimientos de respeto y cordialidad en esa oportunidad de recogimiento y solemnidad.
La delegación de la Novena que detalla el Libro del Oficial de Guardia, antes de dirigirse al muelle, donde serían desembarcados los restos de don Santiago Aldunate Bascuñán, visita el Cuartel de la Undécima, donde son atendidos por los voluntarios Adolpus P. Walbaum A.; Sidney Whitwell Roe; Gustavo Larré S.; John Miller K.; y Ernesto E. Fernández F. Cuando estos cinco voluntarios de la 11th. Fire Company “George Garland” se enteran del motivo de la visita de los bomberos santiaguinos, deciden acompañarlos y forman en el muelle junto a la Novena.
Sin duda esta es la primera oportunidad en que ambas compañías tienen una actividad en conjunto, es el momento del parto, es la Génesis del Canje, es el momento de la historia que no podemos olvidar.
Una vez que los restos de don Santiago Aldunate Bascuñán son depositados en el tren especial que lo traería de Valparaíso a Santiago, un grupo de voluntarios de la Undécima decide acompañar a los nonos en el viaje a la capital, llegando este cortejo fúnebre a las 19.00 horas a la Estación Mapocho, desde donde continúa en cureña el traslado de los restos a la Iglesia Catedral de Santiago.
En ese tiempo, el año 1918, El Mercurio de Valparaíso entregaba dos ediciones al día, lo que transcribíamos en páginas anteriores corresponde a la edición de la mañana. En la edición de la tarde informaba:
“En el Muelle Fiscal, donde debía efectuarse el desembarco, esperaban el señor intendente de la provincia, sir Maurice de Bunsen y demás miembros de la embajada británica, el director general de la armada, deudos del señor Aldunate Bascuñán, jefes y oficiales de la marina, autoridades civiles y militares y muchas otras personas”.
“La urna fue izada y colocada en el mismo muelle, sobre una cureña arreglada al efecto. En esos momentos nos fue dado imponernos de la procedencia de varias coronas que fueron depositadas sobre el féretro”.
“Las coronas eran enviadas por Sir Maurice de Bunsen, por el almirante Caperton, por el comandante del “Lancaster”, señor Colomb, por la oficialidad del buque y por la tripulación”.
“Cuando se hubo terminado la colocación de la urna en la cureña, el almirante Carpenton hizo entrega de ella al señor intendente de la provincia”.
Ese mismo día jueves 27 de junio de 1918, el diario La Unión de Valparaíso también informa con detalle del acontecimiento que significaba la llegada de los restos de don Santiago Aldunate Bascuñán, nuestro primer Capitán, titulando en primera página “LA PATRIA RECIBE LOS DESPOJOS DE UN GRAN SERVIDOR PÚBLICO”, en una nota de similares características a la que publica su competidor, El Mercurio de Valparaíso.
El viernes 28 de junio de 1918 el diario El Mercurio de Santiago informaba:
“En un carro especial, agregado al tren ordinario de la tarde, llegaron ayer a Santiago los restos del Señor Aldunate Bascuñán. El tren arribó a las 6.45 P.M. y en el acto se procedió a desembarcar la urna que venía cubierta con la bandera nacional. El carro estaba adornado con palmas y coronas y venía en él un pelotón del Regimiento Maipo, que cubría guardia de honor”.
“Tomaron el ataúd varios voluntarios de la 9ª. Compañía de Bomberos. La urna pesaba alrededor de 800 kilos”.
(Es dable suponer que ese peso de 800 kilos correspondía al ataúd más su embalaje, que hoy guardamos convertido en el escritorio que preside la Sala de Sesiones de la Compañía).
“En la marcha hasta la carroza que esperaba en la Plaza de la Estación, acompañaron los restos los Ministros de Estado, señor Luis Claro Solar y Jorge Valdivieso Blanco; el subsecretario de Relaciones, señor Donoso Carvallo; el introductor de diplomáticos señor Antúnez; delegación del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, la 9ª. Compañía de Santiago con su estandarte enlutado, y voluntarios de las otras de esta capital; representantes del Centro Liberal, miembros de la familia del extinto y numerosos caballeros”.
La crónica publicada por El Mercurio de Santiago reproduce los discursos pronunciados en la ceremonia de desembarco por el Almirante Carpenton haciendo entrega de los restos al Intendente de la Provincia de Valparaíso, cuyo discurso también reproduce el diario. La información del diario continúa detallando los Honores Militares dispuestos para el funeral por el gobierno y reproduce la Orden de la Comandancia General de Armas que detalla las unidades que rendirán honores. Ellas fueron la 3ª. Brigada de Infantería, la 2ª. Brigada de Caballería, la 2ª. Brigada de Artillería, luego detalla las instrucciones para que una sección del Regimiento Maturana se emplace en el Cerro Blanco para efectuar las salvas dispuestas según reglamento. Dispone que las fuerzas estarán al mando de un General de Brigada. Firma esta orden el General José M. Bari, Comandante General de Armas. En la misma crónica se detalla la invitación del Partido Liberal para asistir al funeral y designa al orador que despedirá los restos en el homenaje partidario.
El día sábado 29 de junio de 1918, El Mercurio publica una reseña de los funerales del día anterior.
“La ceremonia en la Catedral.
A las honras fúnebres oficiales que se verificaron en la Catedral, concurrieron el Excmo. Señor presidente de la república señor Juan Luis Sanfuentes Andonaegui, el cuerpo diplomático, el almirante Caperton, y su estado mayor, los Ministros de Estado, numerosos miembros del Congreso, altos funcionarios públicos, una representación del directorio general del Cuerpo de Bomberos, toda la 9ª. Compañía de la cual era miembro el extinto, delegaciones de todas las demás compañías de Santiago, y una gran concurrencia de caballeros y familias de nuestra sociedad”…..
…“Las ceremonias religiosas fueron oficiadas por el Nuncio Apostólico Monseñor Nicotra, con acompañamiento de algunos obispos y del Dean de la Catedral, Pdo. Don Baldomero Grossi.” …
…“Terminada la ceremonia en la Catedral, se organizó el desfile de las tropas y de los concurrentes en dirección al Cementerio General, con excepción del Excmo. Señor Sanfuentes, que se retiró a La Moneda.”…
…“Llegado el cortejo al cementerio, la urna mortuoria fue depositada a la entrada de la capilla, donde fueron pronunciados los discursos y después fue trasladada a su interior, en donde permanecerá hasta que sea colocada en la sepultura de la familia.”
“Pronunciaron discursos las siguientes personas, en el orden que indicamos: el Ministro de Relaciones señor don Daniel Feliú, a nombre del gobierno; Ministro de Chile en Brasil, señor don Alfredo Irarrázaval, en nombre del Cuerpo Diplomático en el extranjero; el primer alcalde de Santiago, en nombre de la ciudad, don Jorge Errázuriz Tagle, en nombre del Partido Liberal; don Luis Barros Borgoño como amigo personal del extinto; don Hernán Echeverría Casotte, en nombre de la Juventud del Partido Liberal, y el señor Felipe Laso, en nombre de la 9a. Compañía de Bomberos”.
Todo lo que hemos narrado y reproducido de los diarios El Mercurio de Valparaíso, La Unión de Valparaíso y El Mercurio de Santiago; el Libro del Oficial de Guardia de la Novena, las notas sobre el origen del Canje en las páginas de internet de la Novena y de la Undécima, de la colaboración del Secretario de la Undécima y Miembro Honorario del Canje, don Víctor Ulloa, son las fuentes con las que logramos conocer la génesis de nuestro casi centenario Canje de Servicios, del que nos sentimos orgullosos y que esperamos acrecentar en los años venideros, con todos los sentimientos de cariño, de amor y de fraternidad de los que hoy nos sentimos, francamente, orgullosos.
Las diez fotografías que acompañan estas páginas fueron un aporte de don Pedro Encina, fotógrafo que mantiene un espectacular archivo histórico privado, de donde me regaló estas visiones de lo que fue la salida de los restos de don Santiago Aldunate Bascuñán desde Estados Unidos, de quién estoy eternamente agradecido, solo pidió que le enviara estas notas sobre don Santiago Aldunate Bascuñán. En la Biblioteca Nacional no existe ninguna fotografía del año 1918 y de los diarios consultado solo es posible tener las imágenes que están publicadas y son reproducciones de microfilm.
Rubén Alfredo Yocelevzky Retamal.
Voluntario de la 9ª. Compañía.
Santiago, 31 de mayo de 2017.