Nació un 13 de Marzo de 1926 en la ciudad de Curicó. El 13 de octubre de 1948 ingresa a la Novena siendo recibido en el viejo cuartel por el Capitán Agustín Riquelme y el Director Víctor Montt. Su primera tripulada fue en la bomba Saurer.
Al año siguiente, 1949, ya es Ayudante de Compañía y en 1951 pasa a ser Ayudante General. En 1952 es nombrado Inspector y en 1953 comienza como oficial de mando en su Compañía.
En 1956, un año difícil para la Novena – pues muere en acto del servicio Benjamín Fernández Ortiz – los capitanes de Compañía fueron Roberto Busquests Punti y el mismo Enrique Chereau, quienes a la postre serían comandantes del Cuerpo de Bomberos de Santiago.
Es nombrado voluntario Honorario en 1958, dejando tras de si una década con premios por asistencia y teniendo cargos de gran responsabilidad tanto en la comandancia como en su querida Novena. En 1972 es nombrado Capitán de Guardia, y en 1973 asume como 4to Comandante de la Institución, participando como tal en el incendio del palacio de la Moneda ese mismo año.

En su hoja de servicio recibe una anotación especial por su destacada participación en aquel evento histórico. Muchos jóvenes voluntarios escucharon sus historias de incendios, de relatos de carácter y temple de aquellos días.
1974 es un año especial, no solo por ser nombrado 3er Comandante sino porque la Compañía de Canje, la Eleventh Fire Company de Valparaíso, lo nombra miembro Honorario, máximo honor que se entrega en el canje de ambas instituciones.
Renuncia a la Bomba Yungay para luego el 11 de marzo de 1977 ingresar a su querida Pompe France, donde escribe una historia plagada de logros, demostrando carácter y capacidad de liderazgo, tanto así que también es nombrado Capitán en 1989. Sus hijos y nieto también siguen sus pasos, primeramente en la Bomba Yungay y luego en la Pompe France. Fallece un 14 de febrero de 2020.

Hoy los Oficiales, Voluntarios y personal rentado de la Novena Compañía “Bomba Yungay” despiden a un bombero que escribió parte importante de nuestra historia, formando solemnes al pasar sus restos frente a nuestro cuartel, con el tañir de la paila y nuestras sirenas de fondo.
Enrique Chereau Reichhardt, descansa en paz.