Cuando entras a la Bomba Yungay te conviertes en heredero de una tradición, no solo somos un servicio de emergencias como tantos otros. Comienzas a ser partícipe de una institución que fue forjada con reglas, tradiciones, usos y costumbres. Desde ahora, todo eso te pertenece, debes respetar y reproducir responsablemente aquello que se ha construido desde el siglo XIX; instancias de servicio, de camaradería, de canje y también de una noble tristeza y orgullo que tenemos, nuestros mártires.
En nuestro salón de sesiones están los cuadros y los uniformes que vistieron nuestros mártires al partir en Actos del Servicio. Conoces sus historias de vida y las circunstancias en que pasaron a la memoria eterna de la Novena. El cómo sucedieron los hechos está en textos, pero la emoción está principalmente en el relato de quienes convivieron con ellos. Respetuosamente escuchas esas historias, las valoras, pues vistes el mismo uniforme que tienen aquellos que ya partieron en circunstancias tan especiales.
Especialmente te conmueves con la historia de nuestros tres mártires que cayeron en 1983, cuando un muro cayó sobre ellos en el incendio de San Pablo con Libertad. En el salón de sesiones están sus cuadros, sus uniformes, pero sus vidas están en todos quienes los añoran. Pondrás atención cuando hablen de su alegría, como la de Raúl Olivares un chico de 18 años, del compromiso, como el de Cristian Vásquez que era miembro de la Guardia Nocturna y ya tenía años de experiencia y más aún te conmoverás con Gino Bencini, quién hace poco había sido padre.
Escucharás que esa mañana la bomba no quiso partir del cuartel, y que los voluntarios que iban se bajaron y empujaron la vieja Berliet que ya tenía 20 años de servicio, también que muchos otros voluntarios quedaron heridos en el derrumbe. Verás los registros en videos, fotos y prensa, tu impresión será aún mayor. Te impactará que pese a los años, la memoria sigue viva, y que es una característica tan propia de la compañía la fraternidad tanto en la alegría como en el dolor.
Participarás además de romerías y aniversarios para recordar su muerte en forma solemne, y verás toda la elegancia, prestancia y solemnidad con que respetamos a los caídos. Ahí te vuelves a dar cuenta del peso de nuestra historia, que no eran frases al viento de los voluntarios más viejos, sino que una realidad latente, asumes valor de la herencia en la Bomba Yungay.
Con el paso de los años como bombero, te darás cuenta que la historia de los mártires de 1983 es una responsabilidad, que pese a haberlo apreciado múltiples veces seguirás poniendo respetuosa atención a quienes convivieron con nuestros mártires y te quieran compartir sus experiencias, así es como se perpetua la memoria.
En tu pecho se acumularán las medallas por años de servicio. Luego tu tendrás el deber de relatar los hechos y las circunstancias de la caída de esos tres bomberos a los más jóvenes, así mismo transmitirás los testimonios de aquellos que fueron sus amigos, comprenderás con el paso de los años que la historia de aquellos que cayeron; Raúl, Cristian y Gino, ahora es tu historia.
Han pasado 37 años desde aquel día, y ni un solo día se les ha olvidado. Su memoria vive en nosotros, sus hermanos de la Novena. Descansen en paz
Por: Vol. Act. Daniel Raposo y Equipo de Redes Sociales.