Un padre de la patria y un fundador de la Novena, breve relato del Fray Camilo Henríquez y su descendiente Guillermo Pérez de Arce Adriasola, escritores valientes.

Si levantamos las páginas color sepia de la memoria, si escarbamos en ellas, si leemos entre líneas encontraremos maravillados como la Novena es parte de la historia de nuestro país y como los nombres que vemos en los muros y libros son grandes hombres. La gran aventura está en leer y difundir.

Hace poco, el 12 de febrero, pero de 1818, Chile proclamaba su Independencia, hecho que debió ser ratificado en la Batalla de Maipú el 5 de abril de ese año. Para ser una Nación soberana se recorrió un camino donde hombres valientes tuvieron que derramar su sangre en medio de la pólvora y los bellos campos de este país, pero también fue un camino de hombres ilustrados que mostraron mediante su razonamiento ilustrado el camino que la gente debía seguir, el levantamiento a partir de las letras.

El fraile Camilo Henríquez escribió en pos de la libertad, ensayos promoviendo la independencia y la emancipación de la sociedad, pero bajo el anagrama-seudónimo Quirino Lemachez para no ser llevado nuevamente a juicio por la Inquisición española. Era un revolucionario ilustrado, uso la pluma en vez de la espada, logrando con su claridad y fuerza el mismo efecto demoledor del arma.

Tras la primera junta de Gobierno edita la “Aurora de Chile”, diario donde plasma su pluma, refleja sus ideas y defiende el espíritu de la educación y de la razón. Luego se destaca como político ya que ejerce el cargo de Senador, e incluso preside la cámara allá por 1814. Es critico de las instituciones y su funcionamiento, incluso el adelantadísimo José Miguel Carrera lo tiene que en parte censurar.

Cuando los españoles retoman el poder, el sacerdote emigra a Argentina y desde allá sigue escribiendo, alentando, proclamando en diversos medios escritos a los patriotas chilenos exiliados. Una vez que se consolida la reconquista es llamado por O´Higgins para hacerse cargo como bibliotecario de la Biblioteca Nacional, y de varios medios escritos. Hasta el día de su muerte las letras fueron su fuerza.

El sacerdote tiene dos hermanos, uno de ellos muere en 1814 defendiendo la causa patriota en el desastre de Rancagua. La pluma valiente y consciente va en la sangre. Melchora Henríquez, patriota firme, la hermana que le sobrevive, se casa con Diego Pérez de Arce. Su hijo Miguel Cosme funda tres medios informativos, el hijo de este, llamado Hermógenes, es uno de los primeros redactores del Mercurio de Santiago y en 1873 nace Guillermo Pérez de Arce Adriasola, bisnieto de una familia que peleó por una patria independiente, y él, a su vez será fundador junto con otros 25, de la Novena Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago.

Guillermo Pérez de Arce hereda la fuerza de la razón en su discurso de vida, tanto así que es nombrado “Gran Caballero de la Prensa libre” por la Sociedad Interamericana de la prensa. Su vida, al leerla, impresiona por sus logros, por su trascendencia e impacto de sus obras.

 

Ya lo consignamos como fundador, pero además se desempeña como secretario, incluso como Capitán, pero su logro bomberil más importante es que logra ser Superintendente de la institución.

Mientras se desempeña como oficial auxiliar del ministerio de RREE es además estudiante universitario de leyes. En 1892, fue parte de la fundación de la Novena y en 1895 se titula como abogado. Director de la Liga de los Estudiantes Pobres (junto con Santiago Aldunate Bascuñan, primer Capitán de la Novena), participa de la Sociedad de Instrucción Primaria y socio del Club del Progreso.

Recorre el extremo sur de Chile como jefe de Colonización, gracias a la calidad de su gestión en Punta Arenas hay una calle con su nombre, es además alto funcionario de la Armada, es enviado a Francia a perfeccionarse en política, en 1904 ingresa al Mercurio de Santiago, llegando a ser su director en 1908, cargo que desempeñó hasta 1915. A todas luces es un hombre adelantado, con una claridad tremenda, sereno y moderado en sus palabras, pero justas para cambiar el mundo y entregar apreciaciones de él. Junto con Daniel González Julio es uno de los últimos fundadores en fallecer, tras una vida fructífera en la acción y lo intelectual. Fallece en 1958, como Director Honorario del Cuerpo de Bomberos de Santiago, su hijo, presidente de la Cámara de Senadores le dedica sentidas palabras.

El Directorio, cada año honra la memoria de nuestro voluntario fundador entregando el premio “Guillermo Pérez de Arce Adriasola” a medios de comunicación y sus profesionales que hayan contribuido con la divulgación de los servicios públicos que entrega la institución.

Premio Guillermo Perez de Arce Adriasola 2016, Miguel Acuña (canal13) – Andrea Vargas (Chilevisión)

 

Para finalizar; para los bomberos de la Novena, y de todo el país; siéntanse virtuosos, patriotas de espíritu público y de confianza de la sociedad.

“…Pero el hombre virtuoso, el ilustrado patriota, el que más haya contribuido a romper las cadenas de la esclavitud, éste es el que conoce mejor los derechos del hombre, el que quiere conservarlos, el que está animado de espíritu público y el que merece la con­fianza de todos los hombres…”

Proclama de Quirino Lemachez (Fray Camilo Henriquez), 1811.

Daniel Raposo | Ex Voluntario “Bomba Yungay”